Muchas veces dejamos de hacer lo que nos gusta y nos apasiona, ya sea por el desánimo o las circunstancias que nos empujan a detener eso que solíamos hacer y que tanto nos apasionaba. Muchas veces he estado en eso, cuando no todo sale como planifique dejo de hacer lo que me gusta como un método de “castigo”. Las circunstancias que dan lugar a estas emociones pueden ser inevitables, pero la manera de responder la decidimos nosotros. Podemos dejar que el desánimo nos abrume, o enfrentar la situación con valentía y traerlas al que nos puede ayudar. Nunca será tarde para regresar y comenzar de nuevo y hacer esto que tanto te apasiona.
Salmos 37:4Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón.